El juego de hacer laberintos y salir de ellos resulta una buena forma de desarrollar la orientación e inteligencia de un pequeño.
Asimismo, el solo hecho de sujetar un lápiz y escribir sobre un papel sin que al apoyar el grafito éste se quiebre, es todo un logro, y evidencia la buena capacidad motora del niño.
La actividad que te proponemos hoy es un juego de mesa para compartir con tu hijo en los ratos de ocio. Un juego que ejercita su mente, le fomenta el poder de concentración y lo enseña a cómo resolver problemas y la persistencia que se debe tener para lograr sus objetivos.
Los materiales
Para jugar a los laberintos solo debes reunir
- Lápiz
- Papel
- Goma de borrar
El juego
Si no tuviste tiempo de buscar laberintos, antes de comenzar el ejercicio puedes pintarlos en un papel.
Te enseñamos cómo hacerlo.
- De manera imaginaria vislumbra un cuadrado sobre la hoja. Sin salirte de la figura comienza a trazar caminos; muchos con terminaciones hacia otros caminos, otros pocos con salidas, uno solo con la llegada hasta la meta.
- Cuando tengas listos varios laberintos (los primeros muy sencillos, los restantes un poco más grandes y complicados) y verifiques su funcionalidad enséñale a tu niño en qué consiste el juego de los laberintos. También hazle saber que cuando se equivoque puede borrar la ruta y comenzar desde el inicio o proseguir desde donde se quedó, pasando por todas las vías posibles hasta elegir la correcta.
Consejos:
Si ves que a tu hijo le resulta difícil trazar el camino desde el principio hasta el final, ayúdalo. Cuando logre completar un recorrido dale otro laberinto un poco más difícil que el primero. Ahora bien, termine o no termine todos los laberintos, al final de la actividad prémialo con muchos besos.
Para resumir, embúllalo a ponerte a prueba, a dibujar su propio laberinto para ver si papá o mamá son capaces de completarlo y llegar hasta la salida.
Dibujos: Daniel Pineda
