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Mi experiencia con el arte y el déficit de atención

Deficit de atención o artista

Ayudar a niños con déficit de atención es para mí, desde hace muchos años, un asunto prioritario. Quizás porque me toca bien de cerca o porque sencillamente todo lo que tiene que ver con la infancia me resulta importante.

Lo cierto es que, desde que supe del término “déficit de atención” y conocí a esta personita a la cual le fue diagnosticado, mi creencia en el arte para mejorarlo y lograrlo todo, se fortaleció.

Me veo en la obligación de contar esta historia porque puede que en ella otras familias se vean reflejadas.

La niña artista

Había una vez una niña que tenía déficit de atención o, al menos, eso le diagnosticaron los especialistas desde su primer curso en la escuela.

Su familia desconocía por completo esta expresión pero que sí había notado que era muy difícil captar el interés de la niña cuando se le daba una explicación o cualquier tarea. Eso de lograr que recogiera su estuche antes de salir de casa por la mañana o de que colgara su chaqueta al volver se convertía en un imposible. Ella no prestaba oídos a lo que se le decía o se disociaba por el camino.

Ante tal comportamiento no pocos vecinos y amigos de la familia llegaron a pensar que la linda, buena, cariñosa y sensible niña, en el fondo, era una desobediente.

En las clases ocurría lo mismo y su maestra rápidamente la calificó como una niña diferente a las demás.

La niña fue llevada al psicólogo y tras un examen exhaustivo le fue diagnosticado déficit de atención.

A partir de ahí comenzaron las pruebas con técnicas modernas, los test y las terapias que, aseguraban, arreglarían su “problema”.

Le indicaron miles de ejercicios y muchos fármacos que debían funcionar a la perfección.

La mamá de la niña

La mamá de la niña es artista y naturista. Ella confía en el arte y la naturaleza como poderes sanadores de muchos males y, como en tantas ocasiones, su credo no le había fallado. Quiso darles su oportunidad también en este asunto.

— “Cuando leí el prospecto de los medicamentos y sus efectos secundarios, no me lo pude creer. ¿Cómo iba a darle a mi pequeña una medicación tan fuerte?… Ella era una niña sana y feliz, el único inconveniente era su déficit de atención. Entonces me puse a investigar para encontrar una solución más sana.

Ahí fue cuando descubrí que muchos famosos y genios en la historia fueron diagnosticados con el mismo problema de mi hija. Eso abrió mi mente y me dio miles de esperanzas”.

A partir de una larga y completa recopilación de datos y experiencias la mamá de la niña logró compilar la suficiente información para aseverar su confianza: Le pareció evidente que el arte, sin duda, era la mejor herramienta que podía concurrir en su ayuda.

Comenzó por planear diversas actividades creativas que captaran la atención de su pequeña. Buscó cuentos y poemas que despertaran su interés; lecturas cortas y con láminas que lograsen que se concentrara en ellas.

Primero creaba la expectativa: ¿Sobre qué tratará este libro?, ¿cuál será el final de la historia?; luego comenzaba a leer mientras le pedía a la niña que intentara plasmar con lápices de colores, sobre un papel en blanco, todo lo que el libro y el argumento, le transmitieran.

Después llegó la música: Tenía que moverse y danzar al compás de cualquier ritmo. Aprender la canción, tararearla, dar palmadas según su tiempo… Así también llegó el aprendizaje de un instrumento musical, junto a la composición de algunas melodías.

La niña artista y pianista.

niña artista pianista tda

De la música y el canto saltaron a las artes plásticas… El teatro, el cine (con filmes caseros de corta duración)… Y así, poco a poco y con toda la inclusión y el apoyo de la familia, la niña encontró sus motivaciones y el modo de interesarse por las cosas.

Su déficit de atención fue quedando en el pasado.

El valor de ser diferente

“A mi niña casi la estropean con pastillas y resulta que al final es una artista”.

Eso le escuché decir a la mamá de esta niña una vez, mientras las dos la observábamos bailando y cantando divinamente sobre un escenario.

Deficitaria es una palabra fea si se piensa en menosprecio, retardo, retraso…, Pero cuando se concibe de manera positiva, “diferente”, se convierte en genialidad, creatividad, aptitudes, destrezas… Captar el interés de un niño con déficit de atención es tarea ardua pero posible.

Hoy la mamá de esta niña siempre busca una motivación para explicarle las cosas a su hija o hacer que cumpla con sus obligaciones. Ha encontrado el modo de que ella la atienda y la comprenda, sin disociarse. Por experiencia propia está convencida de que no son las pastillas o las terapias la forma idónea de lograrlo.

Ayúdale a encontrar lo que le motiva

¿Déficit de atención o talento artistico?

Niños con déficit de atención o artistas

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