
El juego del psicólogo es ese pasatiempo que a muchos divertía cuando eran pequeños y que ahora, de adultos, no lo dejan de jugar durante las reuniones familiares.
Para refrescarte la memoria y amenizar el próximo convite que tienes pensado dar en tu casa, te recordamos sus reglas.
El juego
- Pero bien, ya con el grupo reunido todos los participantes deberán sentarse en el suelo y formar un círculo para hacer de enfermos. El jugador desorientado se sentará en medio de la circunferencia, a él le tocará hacer de psicólogo.
- El juego del psicólogo consiste en que cada uno de los enfermos tendrá que imitar a quien tiene a su derecha: hablar y hacer los gestos que normalmente hace esa persona.
- El psicólogo deberá adivinar qué sucede y para eso podrá hacerles preguntas a los restantes miembros del grupo. Sin embargo estos jugadores tampoco responderán como si fueran ellos mismos, sino que igualmente adoptarán la personalidad de quien tienen a su derecha y de esta forma, imitando a la otra persona, responderán.
- Como es lógico el psicólogo estará totalmente espantado y no sabrá lo que sucede. La situación se agravará cuando alguno de los participantes dé una respuesta incorrecta a las preguntas del psicólogo y otro de los enfermos grite: ¡Manicomio! para que todos los enfermos corran y ocupen el lugar de otro competidor.
- El juego llegará a su final cuando el psicólogo se dé cuenta de la broma que le han hecho y logre descubrir lo que le sucede a los enfermos.
Consejos:
Para jugar al psicólogo siempre es bueno que participen personas que se conozcan entre sí: amigos, familiares y vecinos, pues solo de esta forma cada uno de los participantes conocerá la personalidad de quien le rodea y podrá apegarse a ella.
Recuerda que a diferencia de otras actividades infantiles donde debes agrupar a todos los miembros y explicarles detalladamente todas las reglas hasta que se las aprendan, en el juego del psicólogo no tendrás que apegarte tanto a la tradición.
Aquí resulta efectivo que alguno de los participantes desconozca el juego. Ese tío que llegó de lejos, o ese amigo que se integró hace poco, será el conejillo de indias.
Así que cuando te toque citar a los miembros para desarrollar la actividad es bueno desorientar a uno de ellos y citarlo para más tarde cuando todos ya sepan lo que tienen que hacer.
Dibujos: Daniel Pineda