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Juego del psicólogo

Juego del psicologo

El juego del psicólogo es ese pasatiempo que a muchos divertía cuando eran pequeños y que ahora, de adultos, no lo dejan de jugar durante las reuniones familiares.

Para refrescarte la memoria y amenizar el próximo convite que tienes pensado dar en tu casa, te recordamos sus reglas.

 

El juego

 

  1. Pero bien, ya con el grupo reunido todos los participantes deberán sentarse en el suelo y formar un círculo para hacer de enfermos. El jugador desorientado se sentará en medio de la circunferencia, a él le tocará hacer de psicólogo.
  2. El juego del psicólogo consiste en que cada uno de los enfermos tendrá que imitar a quien tiene a su derecha: hablar y hacer los gestos que normalmente hace esa persona.
  3. El psicólogo deberá adivinar qué sucede y para eso podrá hacerles preguntas a los restantes miembros del grupo. Sin embargo estos jugadores tampoco responderán como si fueran ellos mismos, sino que igualmente adoptarán la personalidad de quien tienen a su derecha y de esta forma, imitando a la otra persona, responderán.
  4. Como es lógico el psicólogo estará totalmente espantado y no sabrá lo que sucede. La situación se agravará cuando alguno de los participantes dé una respuesta incorrecta a las preguntas del psicólogo y otro de los enfermos grite: ¡Manicomio! para que todos los enfermos corran y ocupen el lugar de otro competidor.
  5. El juego llegará a su final cuando el psicólogo se dé cuenta de la broma que le han hecho y logre descubrir lo que le sucede a los enfermos.

Consejos:

Para jugar al psicólogo siempre es bueno que participen personas que se conozcan entre sí: amigos, familiares y vecinos, pues solo de esta forma cada uno de los participantes conocerá la personalidad de quien le rodea y podrá apegarse a ella.

Recuerda que a diferencia de otras actividades infantiles donde debes agrupar a todos los miembros y explicarles detalladamente todas las reglas hasta que se las aprendan, en el juego del psicólogo no tendrás que apegarte tanto a la tradición.

Aquí resulta efectivo que alguno de los participantes desconozca el juego. Ese tío que llegó de lejos, o ese amigo que se integró hace poco, será el conejillo de indias.

Así que cuando te toque citar a los miembros para desarrollar la actividad es bueno desorientar a uno de ellos y citarlo para más tarde cuando todos ya sepan lo que tienen que hacer.

 

Dibujos: Daniel Pineda